Este texto habla sobre el docente y el alumno, no solo mencionando al docente como rol de educarlo en la escuela y para su educación estudiantil, sino también en su forma social como ciudadanos.
Para ello es necesario que comprendan su estructura social y su organización política, así como sus deberes y derechos que les permitan participar activa y reflexivamente de la vida en común.
Resulta importante no perder de vista que la escuela construye para los alumnos una experiencia vital.
Ha fines del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX los alumnos aprendían a convivir en una situación de igualdad con otros niños provenientes de ambientes sociales y culturales muy distintos a los propios. El guardapolvo blanco no permitía distinguir a los hijos de los empleados de los hijos de los profesionales. Hoy la mayoría de nuestros chicos se educan en guetos (viviendas) de iguales, trátese de villas o de countries, los que los priva de la posibilidad de convivir con las realidades diferentes.
Tal vez un echo al que se presta escasa atención es la de proporcionar a cada persona las herramientas que les permitan realizar un análisis critico de la realidad que lo rodea.
Habría que pensar que no necesariamente la escuela debe ocuparse de manera exclusiva de lo inmediato y actual sino que podría esforzarse para enriquecer intelectualmente a las personas de modo tal que puedan analizar críticamente lo contemporáneo. Lo harían provistos de conocimiento que, trascendiendo una mera opinión construida con la información intencionada, sea el resultado de reflexiones propias surgidas de una diversidad de lecturas y experiencias que las instituciones educativas deberían estimular.
(comentario de un recorte de diario)
Imagen tomada de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario